Como primera nieta mujer, mi abuelo paterno siempre dijo y demostró tener devoción por mí. Dedicó horas junto a mi niñez para relatarme toda su vida, el lugar de España donde había nacido, su casa, sus montañas, su río, su idioma. Mi abuelo era un inmigrante Vasco que llegó de su España natal hace más de un siglo. ¡Qué horror! cuanto tiempo . Según él huyendo a pie por los Pirineos hacia Francia, para no hacer la mili (Colimba), pues los mandaban al Africa a la guerra y casi nadie volvía, pero con el corazón destrozado por dejar su tierra en búsqueda de nuevos horizontes.
Sus relatos eran tan apasionantes y descriptivos que he llegado a conocer rincón por rincón su tierra amada. En una oportunidad y sólo una volvió al lugar donde había nacido y me dijo al regresar: si alguna vez puedes ir allí, busca mi casa y encontrarás "algo" que he dejado para ti. En ningún momento pensé en una herencia, nada de eso, dinero no tenía.
La vida me ha premiado hace unos años, pues por la insistencia y ayuda de mi marido, me llevó a Roncal, ese lugar perdido en los Pirineos del País Vasco. No podía emitir una sola palabra, mi emoción no me lo permitía.
Entramos al pueblito de unos 600 habitantes estables, mi marido le preguntó a una parroquiana si conocía a alguna familia con mi apellido. Con gran sorpresa la señora exclama ¡Si!...Los llevaré a la casa del alcalde que es de ese apellido. Así fue que no solamente el alcalde sino muchos más eran familiares, que por esas cosas de las pocas comunicaciones de ésa época habíamos perdido las relaciones. Pero ellos todos tenían fotos, recuerdos, algunas cartas y regalos enviados por mi abuelo a sus hermanos, sobrinos y primos.
El pueblo se vistió de fiesta y nos recibió cómo jamás imaginé, hasta el cura participó de la fiesta. Bueno, resultó que todo mi antepasado estaba allí. Encontré sus montañas, su río, su gente, su idioma. Pero la mayor emoción que envolvió mi alma, me dejó sin habla y llenaron mis ojos de lágrimas fue encontrar la casa de él y lo que me había dejado en su viaje de regreso. Encontré colgado en la pared de su casa natal un cuadro escrito de puño y letra por él que decía: "Mi mujer, mi hija, y por sobre todas mi querida nieta fueron mis grandes amores, pero fue ella, mi nieta amada la que me escuchó con tanta atención las descripciones de mi tierra, ella es la que las conoce. Por ellas regreso a la Argentina. Si ella, mi nieta, lee esto mis sueños se habrán cumplido"
Mi abuelo deseó toda su vida volver a su tierra, pero como tantos inmigrantes que forjaron nuestro país, eligieron este el nuestro, como país del amor, el otro el que añoraron siempre, lo dejaron como país de sus sueños encerrados en su corazón.
Ah... me olvidaba contarles que junto al cuadro que me dejó mi abuelo, yo dejé otro colgado que decía "Aquí me encuentro abuelo leyendo tu mensaje, tus sueños y los míos se cumplieron".